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Remenber Sadness (SAINT SEIYA) 

jueves, 23 de febrero de 2012

Respetar las Opiniones de Los Demas



Un hombre estaba poniendo flores en la tumba de su esposa, cuando vio a un hombre chino, poniendo un plato con arroz en la tumba vecina. 

El hombre se dirigió al chino y le preguntó: 
-Disculpe señor, ¿de verdad cree usted que el difunto viene a comer el arroz?. 
-Sí, responde el chino, cuando el suyo venga a oler sus flores. 

Moraleja:. respetar las opiniones de otros, es una de las mayores virtudes que un ser humano puede tener. 
Las personas son diferentes, por lo tanto las personas actúan diferente y piensan de distinta forma. 
No juzgues… solamente comprende… y si no lo puedes comprender, olvídalo.



Un saludo tío. L.T.G !
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martes, 14 de febrero de 2012

El Anillo


"El Anillo"

Hay una vieja historia de un joven que concurrió a un sabio
En busca de ayuda. Su problema me hace acordar al tuyo.
—Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo
fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago
nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo
mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
—Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo
resolver primero mi propio problema. Quizás después... –y
haciendo una pausa agregó— Si quisieras ayudarme tú a mí, yo
podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te
pueda ayudar.
—E... encantado, maestro –titubeó el joven pero sintió
que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
—Bien –asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba
en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al
muchacho, agregó –toma el caballo que está allí afuera y
cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo
que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la
mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de
oro. Vete antes y regresa con esa moneda lo más rápido que
puedas.
El joven tomó el anillo y partió.
Apenas llegó, empezó a ofrecer al anillo a los mercaderes.
Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo
que pretendía por el anillo.
Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos
reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan
amable como para tomarse la molestia de explicarle que una
moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un
anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de
plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones
de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba
en el mercado –más de cien personas— y abatido por su
fracaso, montó su caballo y regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa
moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro
para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo
y ayuda.
Entró en la habitación.
—Maestro –dijo— lo siento, no es posible conseguir lo que
me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de
plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del
verdadero valor del anillo.
—Qué importante lo que dijiste, joven amigo –contestó
sonriente el maestro—. Debemos saber primero el verdadero
valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor
que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y
pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca,
no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con
su lupa, lo pesó y luego le dijo:
—Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya,
no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
¡¿58 monedas?! –exclamó el joven.
—Sí –replicó el joyero— Yo sé que con tiempo podríamos
obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... Si la venta es
urgente...
El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle
lo sucedido.
—Siéntate –dijo el maestro después de escucharlo—. Tú
eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo
puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la
vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo
pequeño de su mano izquierda.
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Podríamos sentarnos 5 minutos a pensar realmente el valor que nos damos a nosotros mismos? Vivimos buscando nuestro valor en ese mercado preguntandole a personas que no saben nada de nosotros o que no son capaces de ver nuestro verdadero valor? o por lo menos nos buscamos en personas positivas, que nos estiman, que son capaces de compartir con nosotros su propio valor?
“Dale a un hombre una auto imagen pobre y acabará siendo un siervo.”
R. Schuller.
Somos capaces de definirnos y valorarnos a nosotros mismos, de tomarnos en serio, de asumir la responsabillidad de lo que somos HOY?

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Amor y la Locura

"Amor y la Locura"

Cuentan que una vez se reunieron todos los Sentimientos y Cualidades de los hombres en un lugar de la tierra.
Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura, como siempre tan loca, les propuso. "Vamos a jugar a las escondidas!"
La Intriga levanto la ceja intrigada y la Curiosidad sin poder contenerse preguntó: ¿"A las escondidas"?, y ¿Como es eso?
"Es un juego" - explicó la Locura--, en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden, y cuando yo haya terminado de contar, al primero de ustedes que encuentre ocupara mi lugar para continuar el juego.
El Entusiasmo bailo secundado por la Euforia, la Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la Duda, e incluso a la Apatía, a la que nunca le interesaba nada.
Pero no todos quisieron participar: La Verdad prefirió no esconderse. ¿Para que? si al final la hallaban.
La Soberbia opinó: que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella) y la Cobardía prefirió no arriesgarse.
----Uno, dos, tres, cuatro,... comenzó a contar la Locura.
La primera en esconderse fue la Pereza, que como siempre se dejo caer tras la primera piedra en el camino.
La Fe subió al cielo y la Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo, que, con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.
La Generosidad casi no alcanzaba a esconderse, pues cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos:
-- ¿Que si era un lago cristalino? ideal para la Belleza.
-- ¿Que si la rendija de un árbol? perfecto para la Timidez.
-- ¿Que si el vuelo da la mariposa? Lo mejor para la Voluptuosidad.
-- ¿Que si una ráfaga de Viento? magnifico para la Libertad.
... Así terminó por ocultarse en un rayito de Sol.
El Egoísmo en cambio encontró un sitio muy bueno desde el principio. Ventilado, Cómodo, pero solo para el.
La Mentira se escondió en el fondo de los océanos (mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris) y la Pasión y el Deseo en el centro de los volcanes.
El Olvido no recuerdo donde se escondió, pero eso no es lo importante.
Cuando la Locura estaba por el 999,999, el Amor aun no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado hasta que divisó una rosa y, enternecido, decidió esconderse entre sus flores.
--- Un millón, contó la Locura y comenzó a buscar.
La primera en aparecer fue la Pereza solo a tres pasos de una piedra.
Después se escucho a la Fe discutiendo con Dios sobre zoología.
Sintió vibrar a la Pasión y el Deseo en los volcanes.
En un descuido encontró a la Envidia y, claro pudo deducir donde estaba el Triunfo.
Al Egoísmo no tuvo ni que buscarlo. El sólito salió disparado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas.
De tanto caminar, sintió sed y al acercarse al lago descubrió a la Belleza.
Con la Duda resulto ser mas fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aun de que lado esconderse.
Así fue encontrando a todos. Al Talento entre la hierba fresca, a la Angustia en una oscura cueva, a la Mentira detrás del arco iris... (mentira, estaba en el fondo del océano) y hasta al Olvido, a quien ya se le había olvidado que estaba jugando a las escondidas.
Solo el Amor no aparecía por ningún sitio. La Locura busco detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta y en la cima de las montañas.
Cuando estaba a punto de darse por vencida, divisó un rosal. Tomo una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto, se escucho un doloroso grito. Las espinas habían herido al Amor en los ojos.
La Locura no sabia que hacer para disculparse. Lloro, Rogó, Imploró, Pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que por primera vez se jugo a las escondidas en la Tierra...
"El Amor es ciego y la Locura siempre lo acompaña!"
                                                                                                                       -John Toribio



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La Rana

La Rana

Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo.
Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo.
Cuando vieron cuán hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos,se debían dar por muertas.
Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas.
Las otras ranas seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles.
Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió.
Se desplomó y murió. La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible.
Una vez más, la multitud de ranas le gritó que dejara de sufrir y simplemente se dispusiera a morir.
Pero la rana saltó cada vez con más fuerza hasta que finalmente salió del hoyo.Cuando salió, las otras ranas le preguntaron:- ¿No escuchaste lo que te decíamos?
La rana les explicó que era sorda. Ella pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más para salir del hoyo.


Esta historia contiene dos lecciones:

*Primero: La lengua tiene poder de vida y muerte. Una palabra de aliento compartida con alguien que se siente desanimado puede ayudar a levantarlo y finalizar el día.

*Segundo: Una palabra destructiva dicha a alguien que se encuentra desanimado puede ser que acabe por destruirlo. Cualquiera puede decir palabras que roben a los demás el espíritu que les lleva a seguir en la lucha en medio de tiempos difíciles.
Tengamos cuidado con lo que decimos. Pero sobre todo con lo que escuchamos, no siempre hay que prestar atención, utilicemos sólo lo que es bueno.
Hablemos de vida, de alegría, de esperanza, a todos aquellos que se cruzan en nuestro camino. Ese es el poder de las palabras. . .A veces es difícil comprender que una palabra de ánimo pueda hacer tanto bien ¿no te parece?
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